Una vez más los
hombres, desafiados por la dramaticidad de la hora actual, se proponen a sí
mismos como problema. Descubren qué poco saben de sí, de su “puesto en el
cosmos”, y se preocupan por saber más. Por lo demás, en el reconocimiento de su
poco saber de sí radica una de las razones de esa búsqueda (…)
El problema de
la humanización, a pesar de haber sido siempre, desde un punto de vista
axiológico, su problema central, asume hoy el carácter de preocupación
ineludible (…)
Humanización y
deshumanización, dentro de la historia, en un contexto real, concreto,
objetivo, son posibilidades de los hombres como seres inconclusos y conscientes
de su inconclusión (…)
La violencia de los opresores deshumanizándolos también no instaura otra vocación, aquella de ser menos. Como distorsión del ser más, el ser menos conduce a los oprimidos, tarde o temprano, a luchar contra quien los minimizó (…) Ahí radica la gran tarea humanista e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y liberar a los opresores (…)
La violencia de los opresores deshumanizándolos también no instaura otra vocación, aquella de ser menos. Como distorsión del ser más, el ser menos conduce a los oprimidos, tarde o temprano, a luchar contra quien los minimizó (…) Ahí radica la gran tarea humanista e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y liberar a los opresores (…)
¿Quién mejor que
los oprimidos se encontrará preparado para entender el significado terrible de
una sociedad opresora? ¿Quién sentirá mejor que ellos los efectos de la
opresión? ¿Quién más que ellos para ir comprendiendo la necesidad de la
liberación? Liberación a la que no llegarán por casualidad sino por la praxis
de su búsqueda; por el conocimiento y reconocimiento de la necesidad de luchar
por ella. Lucha que, por la finalidad que le darán los oprimidos, será un acto
de amor, con el cual se opondrán al desamor (…)
Es preciso
convencerse de que el convencimiento de los oprimidos sobre el deber de luchar
por su liberación no es una donación hecha por el liderazgo revolucionario sino
resultado de su concienciación (…)
No existe otro
camino sino el de la práctica de una pedagógica liberadora, en que el liderazgo
revolucionario, en vez de sobreponerse a los oprimidos y continuar
manteniéndolos en el estado de “cosas”, establece con ellos una relación
permanentemente dialógica (…)
Educadores y
educandos, liderazgo y masas, co-intencionados hacia la realidad, se encuentran
en una tarea en que ambos son sujetos en el acto, no sólo de descubrirla y así
conocerla críticamente, sino también en el acto de recrear este conocimiento.
Al alcanzar este conocimiento de la realidad, a través de la acción y reflexión
en común, se descubren siendo sus verdaderos creadores y re-creadores. De este
modo, la presencia de los oprimidos en la búsqueda de su liberación, más que
seudoparticipación, es lo que debe realmente ser: compromiso.
Pedagogía del oprimido
(Fragmentos)
Paulo Freire[1].
[1] Paulo Freire (Recife,
Pernambuco, 19 de septiembre de 1921 — São Paulo, 2 de mayo de 1997) fue un
educador pedagogo brasileño. Cf., Freire, Paulo, Pedagogía del Oprimido. Siglo XXI, Buenos Aires, 2009, pp.
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